Tanto la mitología griega, como la escandinava y la egipcia tuvieron un papel fundamental en la antigüedad, conformando las creencias y valores de sus culturas y dejando un legado duradero en la cultura occidental, principalmente a través de su influencia en el arte, la literatura y el pensamiento filosófico. Pero, ¿de dónde vienen nuestros mitos? ¿Por qué tienen tanta repercusión las historias sobre Zeus, Hércules, Ares, Odín…? Los mitos no tratan sobre dioses, tratan sobre nosotros. Hablan de seres humanos que actúan como tales pero ataviados con vestimentas de dioses, de figuras legendarias. Los mitos ponen de relieve lo mejor de nosotros y, a veces, lo peor. Los mitos nos atraen, se nos quedan grabados en la mente y nos sentimos identificados con ellos porque tratan sobre nuestra figura favorita: la mejor persona que podemos ser. Los mitos son espejos, caminos que recorrer y barrotes que romper.
Las historias y mitos de la mitología griega, escandinava y egipcia reflejaban las creencias y valores de sus respectivas sociedades. En la mitología griega, los mitos exploraban constantemente temas como el heroísmo, la búsqueda de la gloria, la venganza y la tragedia. Los griegos valoraban la virtud, la ambición y la heroicidad, y sus mitos transmitían estos ideales. En la mitología egipcia, los mitos estaban intrínsecamente ligados a la vida después de la muerte y al culto a los dioses. Los egipcios creían en la importancia de una vida virtuosa y el equilibrio cósmico, representados por conceptos que representaban la justicia y el orden divino. Entre los mayores mitos escandinavos están aquellos que explican el principio y final de este mundo, su distribución, la creación de los primeros humanos y las luchas entre el bien y el mal, como asuntos de vital importancia para sus vidas culturales. Estos mitos eran apropiados para una raza guerrera, en la que las matanzas y las traiciones eran moneda corriente y en la que un hombre importante demostraba su grandeza luchando contra un destino que sabía inevitable.
La finalidad de los mitos no es hacer que nos sintamos ajenos a los dioses, sino que comprendamos que somos capaces de culminar las mismas hazañas colosales que ellos. Los mitos nos animan a parecernos más a los dioses y a sacar lo mejor de nosotros. Nos contamos historias para inspirarnos a convertirnos en algo más grande de lo que somos. Thor, Atenea, Hércules, Poseidón… todos ellos representan una parte de lo que significa ser humano, todos ellos están dentro de nosotros. Sabemos que también nosotros podemos ser igual de fuertes, de geniales, de generosos. Podemos perseverar, conectarnos y hacer una aportación, como nuestros dioses. Por eso los hemos inventado, los veneramos y nos sentimos identificados con ellos. Los llevamos dentro de nosotros, todos los días.
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