El término “Prohairesis” es sumamente importante en el ámbito de la filosofía estoica. Esta antigua idea griega, que suele traducirse como “elección moral” o “voluntad”, es fundamental para comprender la perspectiva estoica de la actividad humana y la ética. La Prohairesis es la región de nuestro espíritu donde nacen las decisiones, y se considera la única esfera auténtica de la libertad y la responsabilidad humanas. Adentrémonos en este fascinante tema y veamos cómo sigue siendo aplicable en nuestra vida moderna.

La noción platónica y aristotélica de scholê como tiempo libre para hombres libres ha desaparecido completamente del idioma griego, un concepto fundamental para la filosofía occidental. Esto se debe en gran parte a que un intervalo de tiempo dedicado a la libertad necesaria para filosofar no tiene cabida en el mundo moderno, en una sociedad que se ha transformado por completo en la que nos dejamos atrapar por una trepidante vorágine de tareas, originando una tendencia a atender lo urgente y lo reciente, y olvidamos priorizar, decidir, valorar qué debemos o queremos atender, es decir, olvidarnos o incluso perdernos la capacidad de valorar qué es lo realmente importante. El mantra de la vida moderna es “podemos tenerlo todo”: trabajo, familia, lujos, un cuerpo escultural, objetivos, éxito en nuestras relaciones y tiempo libre. Queremos todo esto, todo al mismo tiempo y, además, ahora mismo. Nuestra sociedad trata continuamente de acelerar el paso y nuestra mente aún más.

La palabra “entusiasmo” proviene del griego antiguo (enthousiasmós), y significa “inspiración divina”, o “poseído por un Dios”. En la antigua Grecia le llamaban entusiastas a aquellas personas que tenían la capacidad de transformar el mundo que los rodeaba y hacer que sucedieran las cosas. Decían que tenían a Dios dentro de sí, que los guiaba con fuerza y sabiduría. Se entendía que solo las personas entusiastas eran capaces de vencer los desafíos, y pasar a una nueva situación.

Esta palabra de origen griego significa “conocimiento”. Los estoicos se referían a la persona sabia, al maestro virtuoso. Sin ninguna duda esta era una de las metas del estoicismo, el de llegar a ser sabio, una persona que vivía de forma virtuosa y que era vista por los demás como un maestro. Los estoicos querían conocer al máximo todo lo que sucedía a su alrededor y así, de esta manera, podían diferenciar entre aquellos ámbitos que podían controlar y sobre los que podían incidir, alejándose de los que escapaban a su control. Al alcanzar esta sabiduría podían llegar a tener una vida tranquila, llena de paz y claridad mental, donde cada uno sea dueño de sus decisiones y que estas sean tomadas de forma razonada. El conocimiento era el primer paso para convertirse en una persona sabia.

Esta palabra griega significa "en forma durante el invierno". Antiguamente las guerras no eran como hoy, durante el invierno paraban ya que las condiciones eran muy duras. Por tanto "en forma durante el invierno" viene a significar que estos guerreros que iban a sus casas después de una larga lucha, a pesar de querer descansar y pensar en cualquier otra cosa que no fuese la lucha o la guerra, seguían entrenando y preparándose para la vuelta a la batalla.

La etimología proviene de Phantasos, hijo o servidor del Sueño, encargado de producir las visiones del sueño. Su significado es "la capacidad humana para imaginar hechos, sucesos o situaciones que pueden ser posibles o imposibles, reales o irreales". La fantasía supone un nivel más elevado de imaginación, pues implica la facultad de una persona para inventar, crear o producir con su mente mundos o situaciones imaginarias o quiméricas.

Este término no tiene una traducción que podamos definir en una sola palabra. Para los estoicos se trataba de evaluar, es decir, examinar todo lo que sucede empezando desde nuestro interior, y para ello había que ponerlo todo a prueba, de forma que se pudieran sacar las mayores y mejores conclusiones posibles, con el fin de obtener mucha información que nos ayude a tener un mayor conocimiento de cualquier suceso.

Kathekon es un concepto griego, forjado por el fundador del estoicismo, Zenón de Citio, que significa "comportamiento adecuado", "acción acorde", o "acción conveniente para la naturaleza", o también "la función apropiada”. Aunque la definición que usan es la de “deber”. Los estoicos pensaban que había una forma de comportarse para cada situación y que cada uno debía de ser consciente de la forma de actuar más conveniente. Aquí no se trataba de generalizar, sino de que cada uno reconozca cual es su propio comportamiento adecuado, lo mejor de todo es que siguiendo los principios estoicos, la mayoría de personas llegaría a las mismas conclusiones.