La etimología proviene de Phantasos, hijo o servidor del Sueño, encargado de producir las visiones del sueño. Su significado es "la capacidad humana para imaginar hechos, sucesos o situaciones que pueden ser posibles o imposibles, reales o irreales". La fantasía supone un nivel más elevado de imaginación, pues implica la facultad de una persona para inventar, crear o producir con su mente mundos o situaciones imaginarias o quiméricas.
Aunque el término fantasía como lo conocemos ahora no es al que hacían referencia los estoicos. Para ellos estas Phantasias se basaban en las APARIENCIAS e IMPRESIONES que cada uno nos hacemos ante las situaciones que se nos presentan en la vida. Aquí es donde el estoicismo puso muchos de sus esfuerzos, ya que querían reconocer las PERCEPCIONES que tenían de cualquier suceso para poder evaluarlo y así reconocer si estaban en lo cierto o no y que estas no supusieran un ENGAÑO para ellos.
Todo acto que sucede es neutro, lo que ocurre es que cada uno puede tener su propia interpretación. El estoicismo consiguió alejarse de estas falsas impresiones y centrarse en la esencia del hecho, es decir, no miraban con prejuicio, ni intentaban dar explicación a lo que sucedía, simplemente no se dejaban llevar por ese primer impulso y así poder reconocer todo lo que venía después y pasaba por su mente. De esta forma, diferenciaban las APARIENCIAS que podían ir surgiendo respecto a un mismo acontecimiento. Solo así eran capaces de quedarse con el acto en sí, sin añadidos. Esta es una tarea complicada, ya que sin querer nos formamos falsas impresiones, por ello hemos de trabajar y reconocer las Phantasias que nosotros mismos nos creamos y diferenciarlas de la REALIDAD, para que no lleguen a confundirnos.
Este término no tiene una traducción que podamos definir en una sola palabra. Para los estoicos se trataba de evaluar, es decir, examinar todo lo que sucede empezando desde nuestro interior, y para ello había que ponerlo todo a prueba, de forma que se pudieran sacar las mayores y mejores conclusiones posibles, con el fin de obtener mucha información que nos ayude a tener un mayor conocimiento de cualquier suceso.
El estoicismo se basa mucho en la reflexión y esta palabra podemos decir que es la puesta en práctica de la reflexión, ya que se trata de un examen donde ponemos en tela de juicio todo lo que pensamos y así conseguimos entender al máximo la situación que acontece. Ante cualquier escenario o acontecimiento, los estoicos ponían este concepto sobre la mesa y dedicaban tiempo a reconocer claramente lo que estaba sucediendo, y gracias a la experiencia, cada vez se especializaban más en este arte, por lo que con el paso del tiempo habían refinado esta técnica que les proporcionaba un conocimiento amplío sobre lo que acontecía en su entorno más cercano.
Al final, el objetivo de los estoicos era que las apariencias o phantasias, como ellos llamaban a las primeras impresiones, no les jugaran una mala pasada, y lo que buscaban era estar 100% seguros de que lo que pensaban sobre algo no estaba aconteciendo ni contaminado por otros aspectos; por ello hacían una evaluación tan exhaustiva con el fin de poder controlar el máximo de aspectos posibles que estaban en su poder, primero reconociéndolos y en segundo lugar siendo conscientes de ello para poder dominarlos. Epicteto enseñaba a sus alumnos:
"Los dioses hicieron que dependiese
solo de nosotros lo más poderoso
de todo y lo que dominaba lo demás:
el uso correcto de las representaciones."
Podemos pensar y desesperarnos por las cosas que no controlamos: a los demás, nuestra salud, el clima, el resultado de un proyecto.... o podríamos centrarnos en el momento presente y alegrarnos de lo que sí controlamos: la capacidad para decidir el significado de cualquier suceso. Si bien no puedes controlar los sucesos externos, tienes la capacidad de decidir cómo responder a esos sucesos. Controlas lo que cada suceso externo supone para ti a nivel personal.
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