Desde Platón, la idea de que un día un hombre sabio pudiese convertirse en un rey filósofo había sido una utopía. A pesar de que los estoicos habían estado muy cerca del poder, ninguno de ellos se había acercado para ejercer el mando supremo. Una vez tras otra, habían confiado en que el siguiente emperador fuera mejor que el anterior; en que el nuevo emperador escuchara y antepusiera a las personas a sus propios deseos. Pero, desgraciadamente, todos verificaron cómo el poder absoluto los corrompía. César, Octavio, Tiberio, Claudio, Nerón, Trajano…la lista de reyes corrompidos era larga y se remontaba más allá de la historia de Roma. Los estoicos esperaban que un día naciera un líder con sus principios que pudiera redimir al Imperio de la decadencia y la corrupción. Y este nació hace ya casi 20 siglos.

Marco Aurelio enfrentó algunas de las dificultades más abrumadoras e imposibles que un individuo jamás podría enfrentar. Padeció frecuentemente de dolencias estomacales durante toda su vida y que sufrió grandes pandemias, fue a su vez capaz de ocuparse con éxito de 14 hijos, experimentó guerras casi constantes, una peste terrible, la posible infidelidad, un intento de derrocamiento, repetidos y arduos viajes por el imperio y todo eso con más de 120 millones de súbditos. Y al mismo tiempo, este hombre apodado “el sabio” y conocido como “el político ejemplar", era amado tanto por sus ejércitos como por su pueblo. Vio todos y cada uno de esos obstáculos como una oportunidad para practicar algunas virtudes: paciencia, valor, humildad, ingenio, razón, justicia y creatividad. El poder jamás se le subió a la cabeza; tampoco el estrés ni el agobio. Rara vez se dejó llevar por los excesos o la cólera y nunca por el odio o la amargura. En Marco Aurelio hallamos a un hombre que llegó a las más elevada y poderosa posición en el mundo, y demostró ser digno de eso.

Marco Aurelio, además de filósofo, ha sido considerado uno de los últimos 5 grandes emperadores, de hecho, quizás el más grande de todos ellos. Fue capaz de gobernar todo un Imperio sin caer en las tentaciones, placeres y deseos, como otros muchos emperadores hicieron; y levantarse todos los días haciendo lo que debía hacer sin excusas, sin delegar, sin remolonear en la cama, sabiendo que se encontraría cada día con personas ingratas, necias, mentirosas, egoístas…en definitiva, se encontraría con adversidades y obstáculos de toda clase, ante los cuales debía estar preparado. Aunque no seamos emperadores, el mundo nos pone a prueba a cada momento. Debemos tener suficiente mérito para superar lo que se cruzará inevitablemente en nuestro camino. Este hombre, emperador de Roma y considerado el más poderoso de su tiempo es, sin duda, una persona admirable, de quién podemos aprender sobre humildad, sobre moderación, sobre disciplina, sobre conocer a los demás, sobre trabajar con pasión y energía en aquello que creemos, y es un firme ejemplo de su cita:

“LA PERSONA MÁS PODEROSA
ES LA QUE SE
GOBIERNA A SÍ MISMA.”

Y así, Marco Aurelio conquistó el mundo en sentido literal, conquistándose antes a sí mismo. Su libro “Meditaciones”, escrito en forma de diario, es sin duda una de las fórmulas más efectivas de la historia para superar todas las situaciones negativas que encontramos en la vida. Por tanto, no hay mejor manera de estudiar el estoicismo que empezando por el emperador Marco Aurelio, quien se ha convertido en el referente clásico del estoicismo en la actualidad, y cuyo ejemplo y memoria han perdurado en su legado, vigente aún hoy, dos milenios tras su muerte.