El ego, ese aspecto de nuestra psicología que a menudo nos hace actuar de manera egocéntrica, arrogante o defensiva, puede convertirse en nuestro enemigo más formidable. En la búsqueda de una vida plena y saludable, comprender y aprender a manejar nuestro ego es esencial.
De nuevo Ryan Holiday nos brinda sus aprendizajes a través de historias sobre Eleanor Roosevelt, Benjamin Franklin, Napoleón o Alejandro Magno entre muchos otros personajes históricos, los cuales o bien fueron destruidos por el ego al no saber controlarlo y dominarlo o, por el contrario, consiguieron canalizarlo, gestionarlo y tener los pies en la tierra. De hecho, lo que vemos cuando estudiamos a estos individuos es que ellos lograron sus mejores obras en los momentos en que lucharon contra esos impulsos, esos trastornos y esos defectos.
El libro está estructurado en tres partes: ambición, éxito y fracaso. Las enseñanzas que aquí hallarás te ayudarán a controlar el ego, a gestionarlo, a dirigirlo antes de que los malos hábitos tomen el control y a reemplazar las tentaciones del ego por humildad y disciplina cuando estés experimentando el éxito. También cultivarás la energía y la fortaleza para que cuando el destino cambie y se ponga en tu contra, no termines aplastado por el fracaso. ¿Qué harás cuando el éxito o el fracaso llamen a tu puerta? En palabras de Rudyard Kipling:
“Al éxito y al fracaso,
a esos dos impostores,
trátalos con la misma indiferencia.”
En este libro el autor nos habla acerca de las trampas del éxito, la ambición, los logros y, como no, de la adversidad a la que los estoicos hacían tanta alusión en sus escritos y la cual veían como oportunidad de crecimiento y desarrollo. Como bien ya sabes, si me sigues desde hace tiempo o has leído sobre estoicismo, los obstáculos y las adversidades son el camino. Recuerda que son las piedras en el camino las que te van a hacer crecer y desarrollarte como persona. En sus páginas el autor nos habla sobre nuestro peor enemigo, el EGO. Donde sea que te encuentres, sea lo que sea que hagas, el ego ya vive dentro de ti. El ego es una creencia malsana sobre nuestra propia importancia. Es el que elige hacer lo que quiere por encima de cualquier otra cosa. El ego es el enemigo de lo que tenemos y de lo que deseamos. El ego rechaza las ventajas y las oportunidades. Es un imán para los enemigos y para los errores y nos sitúa entre la espada y la pared. Pensamos que la culpa de nuestros problemas son los demás. El ego es el que nos dice que somos mejores de lo que realmente somos, podemos decir que obstaculiza el verdadero éxito, porque impide que tengamos una conexión directa y honesta con el mundo que nos rodea. El ego nos despista y aleja nuestra atención de lo importante. Después de leer todo esto ya te puedes ir haciendo una idea del problema que puede suponer no tener controlado a este eterno compañero de viaje.
En la Antigua Roma, cuando un general había obtenido alguna gran victoria, desfilaba victorioso por las calles de la ciudad para exhibir los tesoros conquistados y era alabado y vitoreado por toda la multitud que allí se congregaba. Tras él, un esclavo se encargaba de recordarle a cada paso las siguienes palabras: “Respice post te! Hominem te esse memento!” (“¡Mira tras de ti! recuerda, que solo eres un hombre”). Esta expresión buscaba recordarle al líder de popularidad ocasional que debía asumir su poder y gloria sometido a las perpetuas limitaciones de su naturaleza humana, de esta manera, trataban de controlar el ego, y así evitar ser corrompidos por un exceso del mismo. Esta expresión sólo va dedicada a recordar la fugacidad del poder y la necesidad de asumirlo sin la soberbia de un vencedor sobrenatural ya que el poder y el éxito son efímeros. Tener presente el "Memento Mori" les ayudaba a controlar y dominar su ya crecido ego.
Ahora, más que nunca, nuestra cultura atiza las llamas del ego mediante internet y las redes sociales. Nunca ha sido tan fácil ensalzarse, envanecerse. Ahora, podemos alardear de nuestros logros ante millones de admiradores y seguidores. Para afrontar al ego Ryan Holiday nos invita a adoptar una actitud con mentalidad de principiante, conocida como “Shoshin” en japonés, la cual se basa en la idea de adoptar una actitud abierta y receptiva hacia todo lo que nos rodea. Se trata de liberar la mente de preconceptos y opiniones preestablecidas y, en su lugar, adoptar una actitud de curiosidad y humildad como si fuera la primera vez que experimentas algo. En la mente del principiante, todo es nuevo y lleno de posibilidades. Esta mentalidad nos permite ver las situaciones con una mente fresca, permitiéndonos aprender, crecer y descubrir soluciones creativas a problemas que antes parecían irresolubles. En definitiva, esta mentalidad nos invita a experimentar la vida con ojos nuevos y una mente abierta.
Los estoicos trataban de blindarse frente al ego, al cual denominaban "mal del corazón". Estos filósofos sabían que la vida es sufrimiento y ese sufrimiento viene causado por el deseo, el apego, el ego… y ese sufrimiento cesa cuando se domestican estos elementos. Estos sabios eran conscientes de la necesidad de vigilar y domesticar el ego para llevar una vida tranquila y feliz, consideraban al ego como uno de los mayores obstáculos del aprendizaje, y por ello, trataban de ayudar a sus alumnos a dominarlo con urgencia. Johann Wolfgang von Goethe, nos regalaba la siguiente cita:
"Es un gran error creerse más de lo que uno es."
El ego siempre va a acompañarnos y parece que no nos lo va a poner fácil. Para domarlo debemos autoexaminarnos constantemente. Todos tenemos potencial, todos tenemos metas y logros que sabemos que podemos alcanzar, ya sea emprender, terminar una obra creativa, ganar un campeonato, llegar a la cima de nuestro campo profesional... todas esa metas son valiosas, es admirable querer se mejores profesionales, mejores atletas, mejores conquistadores, en definitiva, hacer cosas grandes. Pero lo que parece menos corriente, o de alguna manera parece un logro menos impresionante, es querer ser mejores personas, gente más feliz, gente más equilibrada, vivir contentos, ser personas humildes y generosas. O mejor aún, todos esos rasgos juntos. Y lo más obvio, pero más ignorado, es que perfeccionar lo personal regularmente lleva al éxito como profesional, pero rara vez ocurre al revés. En palabras de Ryan Holiday:
“La vanidad y los delirios de grandeza,
no solo son rasgos muy molestos de la personalidad.
El ego es algo más que un simple engaño y un fastidio.
Es el enemigo absoluto de nuestra capacidad
para aprender y crecer.”
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